La obesidad, popularmente, se ha asociado a un desbalance entre la acumulación de grasa versus el gasto calórico que realicen las personas. Sin embargo, para los expertos el tema es mucho más complejo, ya que aborda múltiples factores tanto en su origen, como en sus variadas consecuencias.
Una de ellas llamó la atención del kinesiólogo y especialista en obesidad, Doctor Alexis Espinoza Salinas: ¨En personas con obesidad y resistencia a la insulina, se ha observado un aumento significativo en los marcadores inflamatorios y una respuesta exagerada del sistema nervioso autónomo. Esto incluye una mayor actividad del sistema simpático, manifestada en el aumento de la frecuencia cardíaca y otros síntomas asociados con situaciones de estrés. Estos individuos presentan un estado de inflamación crónica en el cuerpo. Esta combinación de inflamación y sobreestimulación del sistema nervioso autónomo contribuye a un mayor riesgo de desarrollar complicaciones cardiovasculares y metabólicas, agravando su estado de salud general¨.

En este contexto, es fundamental señalar que los procesos inflamatorios en personas con obesidad se generan en respuesta a una mayor infiltración de macrófagos en el tejido adiposo. “La respuesta inflamatoria en personas con obesidad evidencia cómo esta condición actúa como una agresión continua sobre el organismo, lo que explica su impacto negativo en la salud”, destacó el Dr. Espinoza.
En este sentido, tanto el aumento de respuesta del sistema nervioso autónomo (sintomatología relacionada al estrés), como la respuesta inflamatoria serían el origen de las múltiples enfermedades cardiovasculares relacionadas a la obesidad: dislipidemia, diabetes, hipertensión. Además de algunos cánceres. En torno a esto, el investigador es claro en señalar que, “el ejercicio sumado a un plan de nutrición serían la clave para prevenir estas enfermedades derivadas de la obesidad, disminuyendo la resistencia a la insulina (o prediabetes), e incluso reduciendo la respuesta inflamación generada por el trastorno”.

Así lo demuestra un estudio, dirigido por el también académico de la Universidad Santo Tomás, recientemente publicado; durante ocho semanas se midieron los marcadores inflamatorios y autonómicos de un grupo de personas con obesidad mientras desarrollaban un plan de ejercicios sencillos, pero de alta intensidad. Como resultado, el grupo de personas presentó mejoras en sus marcadores inflamatorios, niveles de insulina y en su función autonómica.
Factor determinante: ¿nutrición o ejercicio?
Aunque algunos estudios indican que cerca del 60% de la pérdida de peso se atribuye al control alimentario y un 40% al ejercicio físico, el Dr. Espinoza enfatiza que una estrategia integral debe incluir ambos enfoques para lograr una mejora sostenida en la salud y mantener los resultados a largo plazo, evitando el efecto rebote y la necesidad de reiniciar tratamientos. “El ejercicio ofrece el gran beneficio de generar cambios estructurales y funcionales del organismo, por lo que es esencial integrarlo en cualquier estrategia dirigida a combatir la obesidad,” destacó el Dr. Espinoza.
Lamentablemente, nuestro país carece actualmente de políticas que aborden de manera integral el problema de la obesidad y el sobrepeso, una crisis de salud que afecta al 74% de la población adulta en Chile. Según el Dr. Espinoza, “necesitamos iniciativas que combinen la perspectiva médica, nutricional y kinesiológica en una estrategia amplia, idealmente en la atención primaria, para prevenir y detener el avance de la obesidad desde sus primeras etapas”.

