Medir la circunferencia del cuello como una nueva forma de determinar el riesgo de síndrome metabólico en niños y adolescentes está siendo evaluada por investigadores de la Universidad Santo Tomás, financiada por el Fondo Nacional de Investigación y Desarrollo en Salud (FONIS). La idea es incorporar los puntos de corte obtenidos e implementar una nueva herramienta de tamizaje predictiva.

Las enfermedades cardiovasculares están entre las primeras causas de muerte en el país. En ese sentido, las metas sanitarias al 2030 fijan como prioridad abordar el riesgo cardiovascular desde etapas tempranas. Es por ello, que “centramos el trabajo con poblaciones escolares y adolescentes para identificar el síndrome metabólico, que es una problemática que tiene que ver con el aumento de la hipertensión, colesterol alto, glicemia alta y la obesidad”, declara el Doctor en Ciencias de la Salud y académico de la Universidad Santo Tomás, sede Temuco, Marcelo Rosas.
Agrega que el 31 por ciento de los niños presenta obesidad en Chile. Asimismo, dice que estudios predictivos del síndrome metabólico señalan que entre un 20 y 46 por ciento de escolares y adolescentes, tiene este riesgo si hay antecedentes familiares de enfermedades crónicas no transmisibles. Este síndrome se desarrolla por los estilos de vida, ya que se trata de niños y niñas que se alimentan mal, que hacen poca actividad física, que duermen poco y que tiene una carga genética que los hace más proclives a desarrollarlo.
Actualmente en la atención primaria se les efectúan mediciones corporales para conocer su eventual riesgo. La forma usual de diagnóstico es pesarlos, medir su estatura y calcular el Índice de Masa Corporal, IMC. Con ese dato se hace una primera clasificación y luego con una cinta métrica se evalúa la circunferencia de la cintura, con ambas informaciones se diagnostica.

Sin embargo, precisa el investigador que esas mediciones presentan limitantes. En el caso, del IMC, detalla que -en la última década- se ha comprobado que determinarlo no tiene mucha relación con el riesgo cardiovascular, “porque pesar el cuerpo no necesariamente tiene que ver con la obesidad.” A ello se agrega que, si bien, medir la cintura tiene respaldo de su vínculo con el riesgo cardiovascular, hay limitaciones porque niños y jóvenes se sienten incómodos, porque hay que descubrir el abdomen, porque se mide al momento de la exhalación y la gente tiende a hundir el estómago, en fin.
Medir la circunferencia del cuello
Marcelo Rosas explica que numerosos estudios internacionales indican que medir la circunferencia del cuello pueden predecir el exceso de peso y, por ende, la grasa en la región del tronco, determinando una buena relación con el riesgo cardiovascular. Además, presenta ventajas ya que es muy fácil de medir la zona del cartílago cricoides (manzana de Adán); no se debe sacar la ropa ni ocultar la guata.
Durante 2024 y 2025 el equipo investigador efectuará un estudio estadístico en niños, niñas y adolescentes de 6 a 17 años, para obtener los puntos de corte desde los cuales empieza el riesgo cardiovascular. De esta manera desarrollarán un instrumento de tamizaje para predecir el síndrome metabólico basado en la medición de la circunferencia del cuello.
A raíz de la problemática que presentan las otras mediciones, indica el académico, se pretende generar un método alternativo para los equipos de salud en atención primaria y para estudios de investigación donde se quiera aplicar esta metodología.

