Las intensas precipitaciones que han caído sobre el territorio nacional en otoño e invierno hacen preguntarse si tendrán impacto en el término de la sequía que se extiende durante los últimos 15 años. Como respuesta, diversos centros de investigación plantean que el escenario no es tan positivo como podría esperarse. 

Según información de la Dirección Meteorológica de Chile, este otoño fue el más lluvioso de los últimos 22 años en la Región Metropolitana. Los números de dicho centro indican que durante junio han caído 183,1 milímetros de agua en la capital, superando, incluso, los 146 milímetros registrados en 2005.

A pesar de las auspiciosas cifras que muestran los embalses de las Regiones Metropolitana y de Valparaíso, llenos en más de un 85% de su capacidad, el almacenamiento de agua en la provincia de Petorca continúa siendo por debajo de un 15%. La misma situación se puede ver en la Región de Coquimbo donde alcanza un 13%.

En este tema, el Centro del Agua y Observatorio Climático de la Universidad San Sebastián presentó un análisis donde indica que 8 de los 25 embalses de la Dirección General de Aguas están por sobre los niveles observados el año pasado. Es así como, El Yeso y Los Aromos están a un 89% y 99%, respectivamente, de su capacidad.

No obstante, el mismo informe -además- señala que el volumen total en los embalses solo llegaría al 44%, donde la mayoría no alcanza el nivel suficiente para satisfacer las necesidades de sus comunidades. Como ejemplo de esta disparidad se plantea la situación del embalse Peñuelas, con apenas un 3% de su capacidad estando en la misma región que el embalse Los Álamos, prácticamente lleno. 

Por su parte, el centro meteorológico Meteored publicó recientemente que las lluvias de las últimas semanas no tendrían gran impacto en la sequía. Para afirmarlo se basan en el índice SPEI (Standardized Precipitation-Evapotranspiration Index, por sus siglas en inglés), que evalúa dos variables: déficit de precipitaciones y niveles de temperatura.

En esta línea, exponen que las precipitaciones de mayo estarían mostrando números positivos en el país, pero que, según el SPEI a 6 meses, siguen los valores negativos de la sequía en Petorca. Asimismo, indican que otro de los factores en juego es la temperatura. Tanto en 2023 como 2024, se registraron aumentos en los registros de calor, lo cual impacta con mayor evaporación y pérdida de agua disponible.

En torno a este anhelo, la geógrafa de Greenpeace, Silvana Espinoza advierte que “hemos tenido un comienzo de invierno muy afortunado respecto de la cantidad de agua que ha caído en la Región Metropolitana. Pero debemos recordar que la mega sequía que enfrenta el país es estructural y no se soluciona con un año donde se generen buenas reservas de agua”.

Para la experta, el optimismo ante las lluvias recientes “podría generar una falsa sensación de tranquilidad que posibilite, por ejemplo, que sigamos rellenando humedales, permitiendo la explotación minera cerca de glaciares o entregando más derechos de agua de los que los territorios pueden aguantar”.